Descansar con Síndrome de Fatiga Crónica

Descansar con Síndrome de Fatiga Crónica

El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es una enfermedad grave caracterizada por una fatiga intensa, física y mental, que no remite aún con reposo y que empeora al realizar alguna actividad física o mental. En España la sufre entre un 0.2 y 0.5 de la población, tanto hombres como mujeres.

Todavía se desconoce la causa del SFC. Sin embargo, el estrés, los tóxicos químicos, una infección vírica y ciertas patologías de modelo auto inmune pueden ser factores detonantes de esta enfermedad.

El SFC es una de las enfermedades crónicas con peor calidad de vida para el paciente, afectando a todas las facetas de su día a día: sociedad, trabajo, familia, etc. Aunque con el tiempo se puede retomar la actividad laboral, pocas veces hay una completa recuperación. Lo habitual es que se alternen periodos de relativo bienestar con los de enfermedad, sin sobrepasar nunca más del 50% del rendimiento habitual, tanto físico como intelectual. En sólo un 25% de los casos, la enfermedad empeora de forma clara.

Puesto que hay numerosas afecciones que presentan fatiga incapacitante, el médico antes de diagnosticar el SFC debe descartar otras dolencias que pueden tener síntomas muy similares.

Generalmente, una persona con SFC debe reunir los siguientes criterios:

 

  • Cansancio o agotamiento extremo.
  • Malestar o cansancio después de 24 horas o más de realizar un esfuerzo.
  • Trastornos del sueño: sueño poco reparador, invertido o caótico.
  • Dolores musculares o articulares (mialgias).
  • Presentar dos o más trastornos neurocognitivos.
  • Padecer algún síntoma de error en las actividades neurovegetativas, inmunológicas y neuroendocrinas.
  • Más de 6 meses con estos síntomas.

 

Como no existe una causa concreta del SFC, los tratamientos se centran en paliar los síntomas y no existe, pues, un tratamiento curativo.

Es importante seguir una dieta sana y equilibrada, evitando en la medida de lo posible los aditivos y las sustancias químicas. Además, el enfermo debe realizar el reposo que el cuerpo le requiera, aunque debe mantener cierto grado de actividad física que evite su atrofia. Esto puede conseguirse con sencillos programas que nunca deben incrementar la fatiga al día siguiente. 

En este sentido, el descanso también es un factor fundamental en el tratamiento. Consulte al médico sobre el tipo de colchón adecuado para cada caso en concreto será fundamental para lograr un reposo reparador. Recuerde que existen gran diversidad de firmezas y materiales en los colchones  que pueden ser firmes, intermedios  o adaptables.

Según  un estudio de la Fundacion Kovacs, los colchones de firmeza intermedia son mejores que los firmes. En Seasons tenemos todos los colchones estandarizados en una escala de 1 a 10 por el grado de firmeza- confort recomendable. En función de su fisionomía, preferencias y dolencias se indicará un tipo u otro de colchón.

Así como, si precisa estar mucho tiempo en reposo, la mejor opción es una cama articulada con colchón flexible que se adapte sin crear ningún punto de presión para facilitar la circulación sanguínea.

Una excelente opción sería un colchón viscoelástico. En éste tipo de colchones los movimientos se reducen al no ejercer ningún punto de presión como ocurre en los colchones de muelles tradicionales o en los que son muy firmes. 

Cabe destacar que algunos pacientes necesitan psicoterapia o terapia de apoyo, aunque en otros enfermos esto les puede generar estrés que agrave la dolencia. 

Por último, los fármacos se recetarán según las molestias concretas de cada paciente. En general, dado la gran hipersensibilidad a los fármacos de estos pacientes, se deberá empezar con dosis muy bajas que irán aumentando de forma gradual.

Posted on 27/04/2017 Blog Seasons
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